Los tampones, al igual que las toallas sanitarias son productos diseñados para absorber el flujo de la menstruación. A diferencia de las toallas, los tampones se introducen en la vagina. Algunos cuentan con un aplicador que facilita la tarea.
Están hechos de algodón, de rayón, que es un derivado de la pulpa de madera, o una mezcla de ambas fibras. Los tampones pasan por un proceso de blanqueo sin cloro, para evitar que contengan productos dañinos para la salud.
Los tampones se deben usar una única vez; son dispositivos médicos de un solo uso. Es decir, una vez que utilizados hay que desecharlos para evitar enfermedades. Entre los riesgos más importantes en caso de no seguir esta regla, se encuentran las infecciones por levaduras, hongos y bacterias. Si deseas conocer más sobre estos padecimientos te invitamos a consultar nuestros artículos:
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Sin embargo, recuerda que si sufres síntomas de estos padecimientos debes consultar a tu ginecólogo lo antes posible.
Además de desechar el tampón luego de su primer uso, también, antes de usar un tampón es recomendable leer las instrucciones que vienen en su empaque. Sobre todo, es importante lavarse las manos durante 25 segundos antes de la aplicación.
Por otro lado, los tampones no se deben usar para flujo vaginal regular, solamente se los debe usar en los días del periodo menstrual.
Es importante cambiarlos cada 4 u 8 horas, dependiendo de la cantidad de flujo. Nunca deben dejarse más de 8 horas y tampoco se recomienda usarlos en la noche para dormir, a pesar de que hay marcas que promocionan opciones para la noche.
El síndrome de shock tóxico (o TSS por sus siglas en inglés) ha sido uno de los riesgos por usar tampones. Aunque cada vez es menos frecuente, algunas pacientes lo presentan. El TSS es causado por bacterias, como el estafilococo dorado. Recordemos que la vagina es una zona de alta presencia de bacterias, que ayudan al equilibrio de la flora. Esas bacterias sumadas a la sangre de la menstruación pueden derivar al TSS.
Los síntomas del síndrome de shock tóxico abarcan: diarrea, desmayos, vómito, sarpullido, etc. En casos graves, entre sus consecuencias a largo plazo están: insuficiencia hepática, cardiaca o renal.
Por otro lado, algunas mujeres al usar tampones experimentan dolor vaginal o fiebre. En estos casos es indispensable acudir a una cita con el ginecólogo para evitar complicaciones serias.
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